Ana María Moix me contó una vez que en los años
setenta, un mediodía quedó a comer con la prodigiosa camada del boom latinoamericano:
Vargas Llosa, García Márquez, Bryce Echenique, José Donoso, Jorge Edwards…
Entraron en un restaurante de Barcelona donde había que apuntar el pedido y entregárselo
por escrito al camarero, pero ellos, bebiendo y conversando, se desentendieron
del menú y de las aproximaciones interrogativas de los camareros. Al final tuvo
que interrumpir el maître, irritado por tanta cháchara apasionada y tan poco interés
gastronómico. Se les acercó y, sin reconocerlos, preguntó con voz enojada ¿Es
que nadie sabe escribir en esta mesa?
Irene Vallejo: Pasión por la lectura
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