La primera vez que fui
a Galicia, mis amigos me llevaron al río del Olvido: mis amigos me dijeron que
los legionarios romanos, en los antiguos tiempos imperiales, habían querido
invadir estas tierras, pero de aquí no habían pasado: paralizados por el pánico,
se habían detenido a la orilla de este río. Y no lo habían atravesado nunca,
porque quien cruza el río del Olvido llega a la otra orilla sin saber quién
es ni de dónde viene.
Yo estaba empezando mi exilio en España, y pensé: si bastan
las aguas de un río para borrar la memoria ¿Qué pasara conmigo, resto de naufragio,
que atravesé toda una mar?
Pero yo había estado recorriendo los pueblecitos de
Pontevedra y Orense, y había descubierto tabernas y cafés que se llamaban
Uruguay o Venezuela o Mi Buenos Aires querido y cantinas que ofrecían parrilladas
o arepas, y por todas partes había banderines de Peñarol y Nacional y Boca
Juniors, y todo eso era de los gallegos que habían regresado de América y sentían,
ahora, la nostalgia al revés. Ellos se habían marchado de sus aldeas, exiliados
como yo, aunque los hubiera corrido la economía y no la policía, y al cabo de muchos
años estaban de vuelta en su tierra de origen, y nunca habían olvidado nada. No
al irse, ni al estar, ni al volver: nunca habían olvidado nada. Y ahora tenían dos
memorias y tenían dos patrias.
El libro de los abrazos-Eduardo Galeano)
Muy hermoso.
ResponderEliminarGracias.
Me ha encantado eso de "la nostagia al reves"
ResponderEliminarBesos
Muy bonito el texto que nos traes.
ResponderEliminarBss.
Bonito texto! Gracias por compartirlo.
ResponderEliminarBesotes!!!
Gracias por el bonito texto que nos traes
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