¡Esos ojos!
Si no los hubiese visto podría dormir. Podría descansar de ese desasosiego.
Pero los miré y ya nada volvió a ser como antes. La esquina de una calle, un
cruce de ojos, un paso en una dirección y no en otra me llevo a aquel lugar a
aquella hora. Me llevo a mundo ajenos, galaxias completas, a recuerdos de vidas
pasadas.
Ahora ese
paso lo doy sabiendo que los buscaré de todas formas posibles, detrás de cada
cristal, de cada balcón, de cada portal y, cuando los vuelva a ver, caminaré
tras ellos. Y sé que nada volverá a ser como antes.