sábado, 23 de abril de 2011

EX LIBRIS

Ex libris es una expresión latina que significa 'de entre los libros de...'. Se trata de una marca de propiedad. Una especie de lazo afectivo y secreto entre el libro y su propietario.
Desde siempre, cuando entra un libro en mi biblioteca ,tengo como costumbre dejar mi impronta personal en su primer pagina ;marcarlo como mío ,bien con una modesta inicial de mi nombre escrita a boli o con un ex libri impreso por ordenador. Conozco a un gran lector que no solo deja su marca en sus libros si no también en los que coge de la biblioteca municipal, no sé si para recordar que ya los leyó, o por que las personas tendemos a dejar una señal de propiedad en lo que consideramos de gran valor; en este caso no material, sino rico en emociones, historias, opiniones y saberes.
Se considera que el primer antecedente del ex libris es una placa de barro cocido cuyos jeroglíficos apuntan al faraón egipcio Amenhotep III (siglo XV a.C.) como su propietario. Supuestamente fue utilizada como marca en los estuches de los rollos de papiro de su biblioteca. Durante la Edad Media los ex libris más difundidos consistían en anotaciones manuscritas . Recordemos que, por aquel entonces, la producción de un libro era una tarea ardua, meticulosa y lenta, de ahí que los monjes fuesen tan celosos con los tomos que tanto esfuerzo les suponían. Eran comunes las inscripciones solicitando la devolución del libro al propietario:
“Este libro pertenece a los monjes del monasterio de Santo Jacopo de Ripoli en Firenze. Quien lo coja, tenga la bondad de devolverlo pronto y sin ningún desperfecto. Este libro es mío.”
Otras, incluso, iban acompañadas de una
serie de maldiciones para los amigos de lo ajeno. Como ésta encontrada en el templo de Daigoji (Japón):
“Robar este libro cierra las puertas del Cielo, y destruirlo abre las del Infierno. El que tome este libro sin permiso será castigado por todos los dioses de Japón.”
Pero es a partir de la invención de la imprenta y de la técnica del grabado cuando el ex libris se convierte en lo que es hoy día. Los libros ya no eran exclusividad de los reyes y del clero, y los propietarios de las grandes bibliotecas deseaban dejar muy claro a quién pertenecían todos esos volúmenes, para ello requerían que cada volumen estuviese marcado con un ex libris pintado a mano. Son célebres las aportaciones de artistas de la talla de Durero, Holbein o Cranach. “Pequeñas obras de arte destinadas a marcar la posesión de un libro”

(Mi ex libri)

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