Leer un libro es volver a
nacer.
Es el camino para apropiarnos
de un mundo y una visión de la personas que a partir de ese momento, entran a
formar parte de nuestro ser.
Una lectura disfrutada con
riqueza y plenitud, es la conquista más plena que puede hacer una persona en su
vida. Hay una condición esencial que hará que este regalo de los dioses sea
para siempre
La lectura debe causarnos placer.
Un placer que venga de los más hondos del alma y que ha de quedarse allí intacto
y disponible.
Eso nos llevara a otro de los
dones que concede la lectura y es la relectura.
Así volver a leer un libro tendrá
siempre una condición reveladora y es esta: a cada lectura el libro se nos a va
presentar con un nuevo rostro, con nuevos mensajes, con otros ángulos para
percibir el mundo y los seres que lo pueblan.
Suele hablarse en estos tiempos
de la desaparición del libro por obra de las tecnologías aparentemente inevitables.
Grave error al pensar así. El libro acompañara al ser humano hasta su último día
en la tierra. Sencillamente porque ha sido la más alta representación de nuestra
presencia en el universo.
Cuidemos el libro, amemos el libro,
en el libro se esconden las más secretas claves de nuestro paso por la tierra,
el más absoluto testimonio de nuestra esencia como personas. El libro es el
mensajero de un mas allá cuyo rostro no acabamos de percibir.
(Álvaro Mutis-Premio Cervantes
2001)
Muy buena reflexión. Precisamente hoy estaba pensando en releer un libro que leí en mi juventud, y tu entrada me ha animado a ello.
ResponderEliminarUn abrazo, Manuela